En Tatutrad aún estamos de resaca cinematográfica con motivo de la 33.ª gala de los Premios Goya, que se ha celebrado en Sevilla este año. Por ello, queremos seguir dedicando unas palabras al cine, una industria llena de oportunidades, con un gran atractivo y de la que nos nutrimos mucho en nuestra agencia de traducción.
En nuestra última entrada, os hablamos de películas en las que la traducción tenía un papel más dentro del reparto y, en esta ocasión, queremos hablaros de la estrecha relación mantenida entre el cine y la traducción desde hace mucho tiempo.
El cine, que en sus orígenes se limitaba a lo que conocemos como «cine mudo» (ausencia de lenguaje hablado), siempre ha tenido un carácter divulgativo. Poco después de la aparición de esta industria, nace la traducción audiovisual; el objetivo de esta no era otro que aumentar el número de espectadores a los que iban dedicadas las proyecciones.
Las primeras obras cinematográficas contaban con lo que se conocen como intertítulos.
Estos intertítulos son unos textos breves que se introducen entre los fotogramas para aclarar una escena o aportar información adicional sobre esta o sobre la escena que va a sucederse.
Aunque dichas películas no contenían ningún tipo de lenguaje hablado que pudiera traducirse, sus intertítulos sí se convirtieron en un nuevo nicho de mercado para los traductores. Estos comenzaron a traducirse rápidamente a los idiomas de los países en los que se emitirían las películas.
Sin embargo, la gran revolución de la traducción audiovisual llega con el nacimiento del cine sonoro hablado, a principios del siglo XX. Entonces, los intertítulos fueron desapareciendo y el lenguaje hablado comenzó a resonar en las salas.
Pero surgió un problema inesperado en el sector: aunque estas películas tenían un enorme atractivo para los espectadores de habla inglesa (idioma principal en el que se grababan), se observó un descenso de la demanda en relación con el resto de espectadores; ¡no entendían nada!
La exportación de material cinematográfico estadounidense a Europa descendió. Intentaron solucionar esta problemática realizando versiones dobles de cada escena en la que otro actor de habla hispana (en este caso) reinterpretaba el papel en cuestión. No obstante, estos segundos actores no atraían tanto al público como los actores de moda a escala internacional. Además, los costes derivados de la financiación de más de un elenco de actores, más de un director y varias escenas de grabación resultaban excesivos.
La aparición del subtitulado y el doblaje en el cine
Por ello, empezó a ser necesario realizar adaptaciones del contenido visual a las culturas y los idiomas de los países de destino. Después de muchos intentos, aparecieron la subtitulación y el doblaje (impulsado por la conocida casa Paramount). Estas dos vertientes de la traducción se enfocaron principalmente a los productos provenientes de la industria estadounidense.
La elección entre una modalidad y la otra tenía un factor de influencia claro: el presupuesto. El doblaje requería una mayor dedicación económica y tecnológica que, en un principio, no era conveniente para cualquier proyecto.
La subtitulación era una tarea más liviana y fácil de implementar, pero no disfrutaba de la misma acogida que el doblaje. Bastaba con recuperar y remodelar los ya olvidados intertítulos y adjudicarles un nuevo uso.
Por otro lado, el doblaje requería separar la banda de imagen y la de sonido. Después, habría que extraer la banda de sonido original y sustituirla por la versión doblada.
Esto exigía una mayor preparación y la creación de una nueva figura en la industria del cine: el actor de doblaje. Se crearon las primeras escuelas de doblaje de Europa, que estaban centralizadas en París (el estudio de grabación de Joinville de la Paramount fue reconvertido en estudio de doblaje). Allí comenzaron a formarse los actores de doblaje. Con el paso del tiempo, surgieron también las escuelas de Madrid y Barcelona, que actualmente son los estudios de los que se derivan la mayoría de trabajos de traducción de películas, cortos, proyectos de doblaje de cine y de subtítulos al español.
Aunque la subtitulación quedó relegada a un segundo plano (particularmente, en España), estas dos vertientes han convivido hasta la actualidad. Recientemente los subtítulos han ido ganando terreno, lo que se produce en parte gracias a plataformas audiovisuales como Netflix, HBO o YouTube.
El mercado de la traducción audiovisual no para de crecer. Cada vez deben adaptarse más contenidos destinados a un público globalizado y multilingüe. El material publicitario, los videojuegos, las series de televisión y las películas son algunos de los productos que, en nuestra experiencia, presentan una mayor demanda.
No obstante, esto no deja de ampliarse. Un traductor audiovisual profesional se enfrenta a una gran variedad de trabajos; esta figura se introduce cada vez más en las fases de producción. Con el avance de la tecnología, surgen nuevas herramientas y disciplinas, que se aplican en función del público de destino, los presupuestos y los plazos de tiempo.
Surgen así también el voice-over y la accesibilidad audiovisual, técnicas que reducen los tiempos de producción y hacen que el producto audiovisual llegue a un público mayor.
Claro ejemplo de esto ha sido la 33.ª gala de los Premios Goya que mencionábamos al principio de este artículo. Esta ha podido disfrutarse con subtitulación para personas con discapacidad auditiva y audiodescripción para personas con discapacidad visual (ambos servicios ofrecidos en directo) por primera vez en su historia.
Todo hace creer que este mercado seguirá ampliándose durante los próximos años. Los traductores seguiremos aquí para traducir guiones de películas, realizar el doblaje al español de contenido audiovisual (ya sea de marketing, largometrajes, cortometrajes, etc.), subtitular vídeos y más, tanto en el ámbito del doblaje como de la subtitulación,
En España, gracias a nuestra diversidad lingüística, tenemos también la oportunidad de traducir, subtitular o doblar contenidos a otras lenguas oficiales y de estas lenguas oficiales al español. Esto es algo que está aumentado mucho en los últimos años, sobre todo en el caso del catalán.
Las productoras y agencias de publicidad son conscientes de la gran demanda y necesidad de hacer accesible su contenido a un público multilingüe y de adaptarlo para aquellas personas con algún tipo de habilidad diferente.
Desde Tatutrad, llevamos ya mucho tiempo colaborando con estos agentes del mercado audiovisual. Hemos trabajado traduciendo y adaptando contenido audiovisual al español peninsular, español neutro y español latinoamericano. Por ello, queremos animaros a todos a seguir recibiendo formación para que estemos preparados para lo que creemos que nos depara el futuro: un mundo donde el contenido audiovisual será el centro de todo. Mientras tanto, ¡preparemos unas palomitas y sigamos disfrutando de lo que más nos gusta!
Autor: José Antonio Buzón Carbajo
LinkedIn: www.linkedin.com/in/joseabuzoncarbajo