En nuestra anterior entrada de blog titulada Lenguaje inclusivo: ¿posturas contrarias o complementarias? ya vimos algunas estrategias con las que los hablantes o traductores podemos promover la igualdad de género a través del lenguaje. En esta ocasión, queremos detenernos en diferentes opiniones para arrojar algo más de luz sobre la cuestión del lenguaje sexista.

Existen posturas que entienden que el lenguaje es sexista porque invisibiliza a las mujeres a través del uso del masculino genérico («los empleados» para incluir tanto a hombres como a mujeres), las relega a un segundo plano («los hombres y las mujeres» en lugar de «las mujeres y los hombres») o las sexualiza («las mujeres musulmanas» en lugar de simplemente «las musulmanas» como en el caso de «los musulmanes»)

De hecho, numerosas administraciones públicas y universidades han publicado en los últimos años guías para evitar el uso del lenguaje sexista en las aulas, los medios de comunicación, la publicidad o las instituciones.

Diferencias entre sexo y género

Recordemos que, desde un punto de vista gramatical, la lengua española no es excluyente ni discriminatoria, ya que la norma contempla tanto a mujeres como a hombres dentro del masculino genérico.

La Real Academia Española sostiene que el género masculino y el femenino son categorías gramaticales «inherente[s] en sustantivos y pronombres […] y que en pronombres y sustantivos animados puede[n] expresar sexo»[1]. Y dice «puede» porque el sexo y el género no tienen por qué coincidir; de hecho, idiomas como el alemán cuentan con tres géneros gramaticales (masculino, femenino y neutro), mientras que solo existen dos sexos (masculino y femenino).

Si tenemos en cuenta que el sexo es la «condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas»[2], una hormiga macho tendrá género gramatical femenino (la hormiga negra), pero sexo masculino.

¿Pero qué sucede desde un punto de vista semántico?

Prestemos atención a algunas de las definiciones que podemos encontrar en el Diccionario de la lengua española.

Términos que aluden al sexo masculino Términos que aluden al sexo femenino
Sexo fuerte: conjunto de los varones. Sexo débil: conjunto de las mujeres.
Hombre público: hombre que tiene presencia e influjo en la vida social. Mujer pública: prostituta.
Hombre de la calle: persona normal y corriente. Mujer de la calle: prostituta que busca a sus clientes en la calle.

¿Estamos ante ejemplos de lenguaje sexista? Cabe decir en favor de la Real Academia Española que esta no tiene la función de desarrollar definiciones según los meros deseos de los académicos, sino de plasmar en ellas el significado que históricamente ha dado la sociedad a determinados términos. De modo que, si el Diccionario de la lengua española es sexista será porque la sociedad es o históricamente ha sido sexista.

La lengua evoluciona a medida que lo hace la sociedad; por eso, ya no encontramos en el Diccionario términos como «periquear»:

Dicho de una mujer: Disfrutar de excesiva libertad[3].

Si un término cae en desuso o si su significado cambia con el tiempo, la Real Academia Española se encarga de su eliminación o modificación. Hasta aquí la teoría, pero ¿es realmente así en la práctica? ¿La definición de «sexo débil» no se modifica porque su definición sigue estando ampliamente aceptada por la mayoría de la sociedad?

Veamos otro ejemplo. Aunque en el Diccionario encontramos que «zorro» es una palabra que puede utilizarse tanto con género masculino como femenino para designar a una persona astuta (ya sea hombre o mujer), lo cierto es que la acepción de «zorra» con género exclusivamente femenino equivale a prostituta.

Aquí podemos apreciar un esfuerzo de la RAE en pro de la igualdad al tratar de asignar las mismas cualidades positivas a hombres que a mujeres en la definición de «zorro». ¿Pero cuántas veces se emplea realmente el término «zorro» para definir a una mujer? ¿Está la RAE reflejando el verdadero uso de hacemos del lenguaje?

Por otro lado, y siguiendo con el mundo animal, encontramos que, el Diccionario entiende que el término «toro», de género gramatical y sexo masculino, es un «hombre muy robusto y fuerte», pero no contempla que haya «mujeres que estén hechas un toro». ¿Es sexista el lenguaje o lo es el uso que hacemos de él?

Por último, en ninguna de las definiciones del término femenino «vaca» se hace referencia alguna a una mujer con exceso de peso; aunque bien es sabido por todos que por desgracia se trata de un uso bastante extendido entre la sociedad. ¿Quiere decir esto que la RAE no refleja fielmente el pensamiento de la sociedad, o que realmente se esfuerza por eliminar progresivamente todo rastro sexista presente en el lenguaje?

Ya ves que en Tatutrad somos más que una empresa de traducción: somos amantes de la lengua; y como tales, nos apasiona conversar y debatir sobre ella. Por eso, te invitamos a reflexionar sobre las cuestiones que aquí se plantean y a interactuar con nosotros en las redes sociales. Tanto si defiendes el lenguaje no sexista, como si consideras que el lenguaje no es sexista, estaremos encantados de oír tu opinión.

Diana Lindo Cuéllar

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[1] Real Academia Española (2014). Género. En Diccionario de la lengua española (23.ª ed.). Recuperado de https://dle.rae.es/?id=J49ADOi

[2] Real Academia Española (2014). Sexo. En Diccionario de la lengua española (23.ª ed.). Recuperado de https://dle.rae.es/?id=XlApmpe

[3] Gabriel Rodríguez Alberich y Real Academia Española (2014). Periquear. En Dirae. Recuperado de https://dirae.es/palabras/periquear