La controversia sobre cuál es la denominación correcta de nuestro idioma es un debate habitual y recurrente; hay quién defiende que resulta más apropiado hablar de español y quien defiende que lo más correcto es hablar de castellano. Pero, ¿existe realmente alguna diferencia entre ambos términos?

Un poco de historia

Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de determinar si hablamos castellano o español es la historia del nacimiento de esta lengua.

El español surgió después del castellano, que era el dialecto de Castilla, a lo largo de la Reconquista. Durante el reinado de los Reyes Católicos, la lengua castellana se convierte en la lengua vehicular en todos los territorios de España y se adopta como lengua literaria en detrimento de lenguas como el catalán y el gallego, que quedan relegadas al ámbito regional y familiar hasta mediados del siglo XIX.

En 1492, con el descubrimiento de América, llega la expansión del castellano a nuevos territorios geográficos y colonias donde se consolida la denominación españoldado que es la lengua que habían llevado e instaurado los «españoles».

Qué dicen las fuentes de consulta

En estos casos, que a priori pueden parecer ambiguos, la mejor opción es recurrir siempre a las fuentes oficiales de las lenguas y los manuales de estilo de referencia; veamos qué dicen algunas de ellas:

Según el Diccionario panhispánico de dudas:

español. Para designar la lengua común de España y de muchas naciones de América, y que también se habla como propia en otras partes del mundo, son válidos los términos castellano y español. La polémica sobre cuál de estas denominaciones resulta más apropiada está hoy superada. El término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hablan hoy cerca de cuatrocientos millones de personas. Asimismo, es la denominación que se utiliza internacionalmente (Spanish, espagnol, Spanisch, spagnolo, etc.). Aun siendo también sinónimo de españolresulta preferible reservar el término castellano para referirse al dialecto románico nacido en el Reino de Castilla durante la Edad Media, o al dialecto del español que se habla actualmente en esta región. En España, se usa asimismo el nombre castellano cuando se alude a la lengua común del Estado en relación con las otras lenguas cooficiales en sus respectivos territorios autónomos, como el catalán, el gallego o el vasco.

Según el libro de estilo de ABC:

español. Se usará indistintamente español o castellano para designar la lengua común de España y de las Repúblicas hispanoamericanas. Los que hablan el idioma son hispanohablantes, no hispanoparlantes.

castellano. Sinónimo de español cuando nos referimos al idioma. Somos hispanohablantes, no hispanoparlantes.

Según la Academia Argentina de Letras:

En el uso general las denominaciones castellano y español son equivalentes. No obstante, es preferible, en razón de una más adecuada precisión terminológica, reservar el tradicional nombre de castellano para referirse al dialecto de Castilla anterior a la unificación, y llamar español —como internacionalmente se hace— a la lengua que desde entonces lleva en sí, junto al viejo tronco, los múltiples aportes que otros pueblos de España y de América han dado al castellano.

Castellano y español, ambas denominaciones son correctas

Así pues, tanto la denominación castellano como español son correctas para hacer referencia al idioma que hablamos. El idioma es el mismo y las reglas gramaticales, el vocabulario, la ortografía y la grafía también.

La recomendación es utilizar siempre la denominación español para evitar ambigüedades y utilizar castellano únicamente cuando nos refiramos al dialecto medieval o al dialecto que se habla actualmente en la zona de Castilla.

Dicho esto, si queremos rizar un poco más el rizo, podemos consultar la denominación oficial del idioma en la Constitución española de 1978 y volveremos al punto de partida de este debate al descubrir con asombro que en ella se establece el castellano como lengua oficial de España, diferenciándola de las otras lenguas cooficiales españolas (catalán, gallego y euskera).

La elección del uso del término «español» o «castellano» se convierte así también en una seña de identidad política, lo que provoca una controversia que va más allá de lo que nos atañe como expertos de la lengua, se trata de una disputa extralingüística.

No es la primera ni la única ocasión en la que el idioma o el uso de la lengua se utiliza como arma política y los profesionales de la lengua debemos tener mucho cuidado con esto y elegir correctamente los términos, sin dan lugar a disputas ni confusiones.