El sector de los videojuegos ha experimentado una evolución importante y, en un periodo de tiempo muy corto, se ha convertido en una potencia comercial significativa en el mercado. Nos encontramos frente a productos que se crean con vistas a llegar al mayor público posible dependiendo del presupuesto del que se disponga. Así, dentro de este proceso, nos encontramos tanto desarrolladores, como traductores, localizadores y testers.
Según la LISA (Asociación de Estándares del Sector de la Localización), localizar un producto implica realizar adaptaciones en el original para crear otro que pueda comercializarse en el mercado al que se quiere llegar. Por lo tanto, de esta definición sacamos que un localizador profesional, además de traducir, tiene que tener en cuenta los aspectos culturales del país en el que se va a vender, así como los aspectos funcionales y técnicos.
La localización ocurre en la fase de producción del videojuego. En la mayoría de ocasiones, el traductor no suele disponer del texto completo, ni mucho menos del definitivo y, a menudo, ni siquiera de la imagen. Es por eso por lo que resulta esencial contar con un servicio de testeo de videojuegos.
¿Qué se traduce en un videojuego? Desde el menú del juego, sistema, objetos, personajes, subtítulos, el diálogo para el doblaje, el empaquetado e incluso las páginas web. En todas estas fases, el localizador se encontrará con partes del código entre el texto traducible que tendrá que identificar y nunca modificar.
Por tanto, es importante que los traductores y localizadores profesionales posean conocimientos tecnológicos además de lingüísticos. Pero, como podréis imaginar, dentro del testing es indispensable, puesto que no solo se llevan a cabo controles de calidad lingüísticos, sino también controles de calidad funcionales. Podemos distinguir tres tipos de pruebas:
1. Las pruebas relacionadas con la experiencia de juego (playtesting). ¿Cuál es el objetivo de un videojuego? A fin de cuentas, el principal es entretener al usuario. En esta fase se evalúan los aspectos lúdicos; o sea, la eficiencia del juego.
2. Las pruebas de funcionalidad (functionality testing o FQA). En esta fase se corrigen los fallos de funcionamiento que alteran la experiencia de juego. Es el caso de errores de representación de los elementos gráficos o de sonido, problemas de conectividad y de progreso en el juego, entre otros.
3. Las pruebas de localización (localization testing o LQA). Es la fase en la que se revisan y corrigen, si fuera necesario, los aspectos lingüísticos que pueden afectar a la experiencia del juego. Además de la gramática, se tiene en cuenta que lo se ha traducido concuerde con lo que aparece en pantalla, que se haya respetado la limitación de caracteres, etc.
Es muy complicado que un solo traductor se haga cargo de todo, puesto que se trabaja con grandes volúmenes y los plazos de entrega suelen ser bastante cortos. Esto le da más importancia aún a la fase de revisión o testeo para que se mantengan la coherencia y la cohesión.
Hay otro problema bastante recurrente que hace que el testing sea indispensable para garantizar la calidad del producto: la mayoría de las veces el videojuego se localiza a ciegas, es decir, se trabaja sin imágenes de referencia, aunque a veces se facilitan capturas de pantalla.
Además, este testeo no solo se lleva a cabo en ordenadores: también en otras plataformas. Se realiza una comprobación completa de las aplicaciones de diferentes dispositivos, como móviles o tabletas.
¿En qué consisten los informes de bugs?
El tester tiene que redactar un informe en el que se registren los fallos que ha ido encontrando durante la revisión y una propuesta de mejora. Los campos que se rellenan en el informe dependen de cada empresa, pero los más comunes son los siguientes:
• Título del fallo. Un resumen del bug para tener una idea de lo que se va a tratar.
• ID del bug. Una serie de números únicos para referirse al fallo directamente (p. ej. «65432»).
• Idiomas afectados. Se indican los idiomas en los que aparece el fallo. Si afecta a todos los idiomas, se suele poner «ALL».
• Descripción del bug. En este campo de explica el fallo detalladamente, se indica dónde se encuentra y se propone una solución al mismo.
• Imagen. Es importante añadir una captura de pantalla o un vídeo en el que se señale el bug.
• Nombre del tester. Hay que indicar quién ha encontrado el bug, por si fuera necesario contactar con la persona para hacerle cualquier pregunta.
• Versión. Salen distintas versiones del producto a medida que se va modificando. Por lo tanto, es esencial señalar el número de la versión que se ha revisado y la fecha.
• Lugar del bug. Aquí se especifica en qué parte aparece el fallo.
• Tipo de bug. Si el fallo es lingüístico o funcional y la subcategoría (p. ej. ortografía, gramática, error de traducción, etc.).
Como empresa de traducción profesional, sabemos de primera mano que es indispensable revisar la traducción para garantizar la máxima calidad al cliente en cualquier servicio de traducción. El caso del testing es más complejo, por lo que hacemos hincapié en la importancia de contar con grandes profesionales. En Tatutrad, nuestra empresa de traducción en Sevilla, ofrecemos el testing como un servicio independiente.
¡Nos encantaría que contases con nosotros!
Paula Jiménez Rivera
LinkedIn: www.linkedin.com/in/paula-jiménez-rivera